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La psicoterapia le puede ayudar. Imperfectos y felices ¡Es posible!
Hace algunos años esta palabra prácticamente no se escuchaba, pero poco a poco va tomando fuerza en el entorno educativo y psicoterapéutico, por ello creo que es conveniente definir qué es, cuáles son sus beneficios, y poner algunos ejemplos sencillos de realizar.
He de explicar que el Mindfulness es una práctica ligada a la meditación, que nos hace conscientes de nuestros impulsos y nuestra forma automática de actuar en el día a día; uno de los puntos a favor de éste medio de relajación, es que podemos realizarla en cualquier momento en su modalidad más sencilla, aunque es beneficioso acudir a talleres donde adquiramos la capacidad de emplearlo de una forma correcta, podemos introducirnos en el Mindfulness mediante técnicas simples.
El objetivo principal de esta metodología de relajación, es adquirir la capacidad de controlar las emociones, siendo capaces de tomar decisiones adecuadas sin dejar que lo que sentimos en ciertos momentos nos afecte; debemos modificar nuestros pensamientos recurrentes e intrusivos, “los que nos vienen a la mente sin darnos cuenta”, mientras realizamos actividades rutinarias como comer, ducharnos, cocinar, etc…Se trata principalmente de aprender a centrar nuestros pensamientos en lo que hacemos en cada momento.
El mindfulness ha demostrado tener numerosos beneficios como mejorar el bienestar general, se logra positividad nuestros pensamientos, nos ayuda a relajarnos emocionalmente, lo que reduce nuestro estrés, acrecentar nuestra atención y capacidad de resolución (hacemos mejor las tareas o actividades en las que nos encontramos inmersos) y además, mejora las funciones de nuestro sistema inmunológico (no olvidemos que diversas enfermedades están relacionadas con el estrés y la ansiedad).
Como base de la práctica de Mindfulness tenemos que aprender a fijar nuestra atención en el presente, es decir, en la actividad que nos encontramos realizando en el momento de ponerlo en práctica (ej.: vestirse -> ser consciente de que nos estamos poniendo la ropa, centrando nuestra atención en cada paso, intentando no pensar en nada más).
Debemos comenzar a practicar en aquellas ocasiones en los que con seguridad vamos a estar tranquilos, y nada va a interrumpirnos (aunque sean tareas sencillas y de poca duración), lo ideal es ir aumentando el tiempo que dedicamos a la actividad para ir extendiéndolo a todos los momentos que podamos; la postura, la duración y la actividad dependerá de nosotros mismos y de lo que nos haga sentir más cómodos.
El Mindfulness se puede definir como la capacidad de centrarnos en nosotros mismos, siendo conscientes de lo que hacemos, sin distraer nuestros pensamientos con estímulos externos ni con pensamientos intrusivos, concentrándonos en la experiencia en sí; de esta forma vamos adquiriendo la capacidad de controlar nuestra mente y por lo tanto de mantenernos más tranquilos y lúcidos.
Algunos ejemplos de ejercicios sencillos y de iniciación que podemos realizar en casa son:
1. Momento consciente en la comida (trabajar con nuestros sentidos)
-. Elige un alimento: por ejemplo una fruta.
-. Vista: Míralo detenidamente, el tamaño, el color, etc…
-. Tacto: Con los ojos cerrados, intenta definirlo con las manos, es suave o rugoso, está frío o caliente, la forma que tiene, etc…
-. Olfato: ¿Percibes su olor? ¿te gusta o te desagrada?
-. Gusto: Muérdelo, tócalo con la lengua, saboréalo, intenta definir su textura, etc…
2. Señales de atención
Se trata de elegir una señal que exista a nuestro alrededor y cada vez que se presente, tratar de centrar la atención en la respiración, por ejemplo cada vez que entramos a la cocina, o cuando suene un timbre (puede ser sonora, visual, una actividad rutinaria, lo que se prefiera); al ponerlo en práctica varias veces, se comenzará a notar su efecto tranquilizante.
Sencillo ejercicio de respiración basado en Mindfulness:
El mindfulness y los niños: Educar a los niños en técnicas de relajación, produce efectos muy positivos, no solo en la infancia si no a lo largo de su vida. En terapia tanto adultos como niños pueden aprender a ponerlo en práctica.
•En el apartado de la infancia desarrollo algunos ejemplos para los menores.