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La psicoterapia le puede ayudar. Imperfectos y felices ¡Es posible!
El circulo alimenticio del placer (La unión de las emociones y nuestra dieta)
Debemos partir de la idea base de que “comer es un placer” y además en ocasiones nos ayuda a calmar nuestros impulsos nerviosos.
Al considerar el acto de comer como algo que nos produce una sensación placentera, podemos recurrir a ello cuando no nos encontramos bien, incluso sin tener hambre, lo que puede producir colesterol, hipertensión y problemas alimenticios como sobrepeso, atracones o bulimia nerviosa si no aprendemos a controlar ciertos impulsos.
El chocolate o algunos frutos secos como las nueces, nos ayudan a liberar serotonina y como resultado nos encontramos más tranquilos y felices, y aunque puede ayudarnos en ciertos momentos, no debemos basar el control de nuestras emociones en los alimentos. No sólo recurrimos al azúcar, si no también a las grasas pues las relacionamos también con la reducción del estrés y estos alimentos (patatas fritas, comida rápida, etc…)nos parecen más apetecibles que otros, lo que puede perjudicar gravemente nuestra dieta y por lo tanto nuestra salud.
Aún sabiendo que no debemos consumir algunos alimentos en exceso, nos cuesta eliminarlos de nuestra dieta ¿por qué ocurre esto?, pues bien, nuestras emociones son las responsables.
-Nos encontramos tristes-comemos chocolate-por un momento nos encontramos mejor(recordamos esta conducta con nuestro bienestar momentáneo), volvemos a encontrarnos tristes- volvemos a comer, etc…
Esto puede desarrollar tanto problemas de obesidad como de bulimia si le añadimos el sentimiento de culpa.
Además algunas experiencias pasadas pueden hacernos relacionar cierto tipo de comida(como las tartas de cumpleaños, un caramelo en concreto, el chocolate, etc…con una emoción positiva (el recuerdo de una merienda con nuestros padres cuando éramos pequeños, una rutina en las vacaciones, etc…)y por lo tanto recurrimos a ello en búsqueda de esa sensación agradable.
Al igual que podemos rechazar algunos productos alimenticios por el mismo motivo (ej: experiencia traumática en la escuela con un tipo de comida en concreto, o la asociación del olor de un guiso con un recuerdo desagradable).
Algunas personas puede que digieran mal la comida en una situación particular y no sean conscientes (ej.: cada vez que come sólo o en el trabajo).
Hay que añadir que a la larga, nuestra alimentación influye en gran medida en nuestra salud emocional.
Si cuidas tu cuerpo, no solo con la alimentación si no con hábitos saludables en general, posiblemente te encuentres emocionalmente mucho mejor que si llevas una vida sedentaria y consumes un alto índice de grasas y azúcares.