Mi marido se quedó sin trabajo cuando empezó la crisis, al principio nos lo tomamos bien, nuestra situación económica era buena, teníamos dos niños pequeños y así él podría encargarse de la casa y de ellos hasta que yo llegara del trabajo y luego tener más tiempo para nosotros.

Los primeros meses fueron fabulosos, él estaba más tranquilo y era feliz disfrutando del tiempo con nuestros hijos, al estar tiempo en casa, las tareas del hogar no se hacían tan pesadas y los fines de semana los dedicábamos al ocio.

Pero los meses pasaban y él no encontraba trabajo, se le cerraban muchas puertas y empezó a agobiarse; nuestra relación empeoró mucho y lo que es peor, la relación con sus hijos también lo hizo, estuvimos a punto de separarnos un par de veces, pero decidimos acudir a un profesional, pues yo estaba convencida de que necesitábamos que alguien nos ayudara a gestionar la situación por la que estábamos pasado, pues sin ella sabía que seríamos felices.

Mi marido no quería llamar, porque decía que su único problema era la falta de empleo, pero gracias a su hermana que había acudido a nuestra psicoterapeuta, él se animó a probar y nos pusimos en contacto.

Ahora nuestra vida vuelve a ser como antes, y aunque él sigue sin trabajo, gestiona mejor su tiempo, y ha vuelto a tener ilusión, a hacer entrevistas y a dedicar tiempo a sí mismo sin dejar de lado a sus hijos ni nuestra relación. Yo por mi cuenta tengo que trabajar un poco más, pero gracias a las sesiones de psicoterapia, gestiono mejor el estrés, y ambos nos enfrentamos al día a día de una forma más positiva.

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