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La psicoterapia le puede ayudar. Imperfectos y felices ¡Es posible!
Me preocupa el elevado número de personas que acude a terapia, por trastornos o problemas asociados a llevar años conviviendo consigo mismos, su falta de autoestima y un autoconcepto bajo.
Para empezar voy a diferenciar entre autoestima y “autoconcepto “, pues éste es un término que se conoce menos pero también es muy importante de asimilar. El autoconcepto es el conjunto de las características personales que forman nuestra propia imagen mental (lo que consideramos que somos, ej.: soy torpe) y la autoestima está formada por las valoraciones emocionales que hacemos de nuestro autoconcepto, como la imagen que tenemos de nosotros mismos nos hace sentir (ej: soy la más torpe de la clase, eso me hace sentir vergüenza en clase de gimnasia, me bloqueo en los ejercicios de salto, todos se ríen de mí, nunca aprobaré esa asignatura…).
A su vez podemos tener un autoconcepto sano, positivo y real, pero nuestra autoestima ser muy baja; por ello debemos trabajar no sólo una visión real de nosotros mismos, si no de como esa realidad nos afecta en nuestro día a día.
Ej: – Autoconcepto: Soy bajita (es una realidad comparada con la media)
– Autoestima +: – Me encanta ser así, puedo ponerme tacones altos, y me veo fabulosa cuando me miro en el espejo.
– Autoestima –: Comparada con el resto de mis compañeras, mi altura hace que me sienta
inferior, ningún tipo de pantalón me queda bien, me gustaría ser de otra forma
para ser feliz.
A continuación para entender un poco más sobre la autoestima baja, anoto las principales características de las personas que la sufren:
– Falta de confianza: Es la característica en la que primero pensamos al hablar de baja autoestima, y posiblemente la más importante, pues no tener confianza en nosotros mismos acarrea multitud de consecuencias.
– Falta de ambición: Consideran que no pueden conseguir ciertas metas, por lo que no intentarán conseguirlas; existe también la posibilidad de un exceso de ambición, y tener la necesidad constante de superarse a sí mismos y a los demás para sentirse bien consigo mismos, teniendo la necesidad constante de presumir sobre aquello que han conseguido o que poseen, aunque esto realmente no les haga felices (Un coche nuevo, una casa más grande, etc…). La falta de ambición, conlleva a su vez el mostrarse como una persona irresponsable, ya que pensar que no va a conseguir algo, puede llevar a la persona a dejar de lado sus objetivos, llegar tarde, entregar las tareas mal hechas, etc…
– Aspecto físico “dejado” o excesivamente “arreglado”: Llega un momento en que las persona con baja autoestima “se quieren” así mismas tan poco, que dejan de cuidarse y arreglarse, aunque les gustaría verse mejor, pero no son capaces de tomar la iniciativa para mirarse al espejo, arreglarse, lavarse, mantener un adecuado aspecto de su ropa…
Puede ocurrir el caso contrario o lo que se conoce como falsa autoestima, es donde la persona centra toda su atención a mantenerse perfecta para agradar a los demás, cree que su aspecto físico es lo único valioso que tiene, por lo que puede pasar todo el día repasando su maquillaje, comprando ropa nueva, haciéndose fotos, etc…(esta forma de manejar la autoestima, está aumentando debido a las redes sociales y a la búsqueda de atención)
• Si os gustan las series recomiendo ver el capítulo de Black Mirror para entender este concepto “Caída en picado” (temporada 3)¿Qué os parece?
– Miedo: al verse incapaces de conseguir ciertas metas u objetivos, pensar que todo les va a salir mal y que el resto de personas se reirán de ellas o lo harán siempre mejor, las personas con baja autoestima adquieren una postura de evitación y miedo a enfrentarse a las situaciones, llegando en casos extremo a ser incapaces de realizar actividades sencillas; además cuanto más tiempo pasa, peor realizan las tareas, pues se ponen nerviosas y se equivocan de forma constante (se les quema la cena, pierden las llaves, se le olvidan las cosas, éstos son pasos previos o relacionados con la depresión); esto les convierte en personas dependientes y negativas (piensan que nada les saldrá bien, que nunca tendrán suerte, prefieren que lo hagan otros, no se ven capaces de estar solas). Además llega un momento en que viven sin objetivos personales futuros, actúan como si se encontraran “sin rumbo” y se guiarán únicamente por lo que otros quieren o esperan de ellos (de ahí que alguna personas con baja autoestima acaben en manos de personalidades narcisistas, maltratadoras y abusivas o convirtiéndose en una de ellas, pues ven necesario humillar a otros para sentirse superiores a los demás)
– Por último añadir que estas personas, creen que todo el mundo “está en contra suya”, por lo que suelen mantenerse a la defensiva.
Después de analizar las características de las personas con baja autoestima, podemos entender mejor porqué se hacen daño o se humillan así mismos; tienen una necesidad constante de agradar a los demás y miedo a sentirse rechazados, por ello pueden actuar en contra de sus principios incluso a “rebajarse o humillarse” para conseguir el afecto y cariño de otros; pueden mantener un trabajo(empleo) donde no se sienten a gusto o que está por debajo de sus posibilidades y capacidades, por no atreverse a enfrentarse al cambio, o por no sentirse suficientes ni preparados para realizar otra actividad (algunos jefes pueden poseer una personalidad narcisista y crear un ambiente negativo en la empresa, infravalorando a sus empleados, los que a su vez pueden desarrollar problemas de autoconfianza).En el entorno familiar o en la pareja, estas personas pueden llegar a permitir el maltrato y ciertos abusos (en algunos casos este maltrato es le origen de una autoestima baja).
Tener una baja autoestima puede ocasionar consecuencias muy graves como hemos visto, incluso la falta de “autoprotección” ante el peligro, llegando a perder la capacidad de defenderse ante situaciones de agresiones físicas y verbales (ej.: violaciones).
Es necesario intervenir en los casos que sea necesario y trabajar para el desarrollo de una autoestima baja desde que somos niños. La terapia cognitivo conductual puede ayudarnos a entender por qué nos sentimos “mal” , y a modificar la valoración que hacemos de nosotros mismos y a querernos y aceptarnos tal y como somos.