Tristeza, apatía y dificultad de concentración…podría ser depresión.

Puede que estés leyendo este artículo porque llevas tiempo preguntándote qué te pasa, que tú antes no eras así, y que no sabes cómo afrontar la situación.
En ocasiones se piensa que la depresión aparece solo por causas externas, por tener algún problema, por pasar por una situación difícil, incluso por el clima. Pues bien, hay muchos factores que influyen en la aparición de depresión, internos y externos; si piensas que puedes estar pasando por un episodio depresivo, debes acudir a una terapia, para realizar un diagnóstico concreto y obtener la ayuda necesaria.

También es posible que se confunda depresión con un proceso de “tristeza o pena” normal, debido a alguna vivencia de la persona (fallecimiento de un familiar, afrontar una mala noticia como una enfermedad o una pérdida de empleo, estrés laboral, etc…), por ello hay que analizar bien de donde proceden nuestras emociones y cómo las estamos gestionando.

Para confirmar la existencia de una depresión, y poder superarla se debe acudir a terapia, y no solo a nuestro médico de cabecera, pues es cierto que existen pastillas que nos ayudan a estar tranquilos, a dormir, a modificar nuestro estado de ánimo; pero debemos ser conscientes de que no estamos solucionando el problema, solo lo estamos “engañando”, pues no estamos aprendiendo a enfrentarnos a él por nuestros propios medios, mediante nuestros recursos personales, y lo más probable es que dependamos de esas pastillas mucho tiempo, quizá demasiado.

Algunas personas son capaces de esconder su estado de ánimo real, en casos de inicio de depresión, o en casos donde no se trata de un trastorno depresivo mayor, por ello debemos estar pendientes de las personas que tenemos a nuestro al rededor, por si fuese necesario aconsejarles acudir a terapia o presentarles el problema desde fuera (si vemos que alguien de repente se ha vuelto irritable, duerme mucho o muy poco, se alimenta de forma diferente, deja de lado su cuidado personal…)Muchas personas acuden a terapia acompañadas por un ser querido, incluso son otros los que piden cita por ellos, ya que los pacientes reales, no son capaces de enfrentarse a la situación.

La depresión se caracteriza por un estado de ánimo donde afloran de forma constante, sentimientos de abatimiento, culpabilidad, nos incapacita para disfrutar de actividades que antes nos hacían felices, además impide que podamos enfrentarnos con normalidad a nuestro día a día, puede ir acompañada de ansiedad, podemos estar irritables y perder la motivación presente y de cara al futuro.

Es muy importante intervenir, pues la depresión tiene efectos muy negativos en la persona que las sufre y a su al rededor, pudiendo llegar al suicidio, aislamiento total social, enfermedades provocadas por “la ausencia de ganas de vivir, mala alimentación, falta de sueño…)

No existe un único trastorno o tipo de depresión, siendo los más comunes:
-Trastorno depresivo mayor: Trastorno grave, persona extremadamente
decaída, abatida, sin ganas de hacer casi nada. Afecta a los ámbitos vitales del paciente)
-Trastorno distímico (Humor deprimido o irritable)

– Trastorno ciclotímico(Hipomanía y depresión)

Formas más comunes, siendo el T.Distímico y Ciclotímico los más crónicos (2años)

– Trastorno afectivo estacional: Mismos síntomas que T.Depresivo mayor pero solo en una época del año.
– Depresión bipolar. : Fase depresiva del T.Bipolar.