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Trastorno de estrés postraumático

Actualmente en atención primaria es habitual encontrar personas con cuadros de TEP,relacionado con una mayor probabilidad a sufrir otros trastornos médicos (anemia, artritis, asma, dolor de espalda, diabetes, etc…)

Los acontecimientos estresantes producen no solo pérdidas personales o familiares, si no que afectan a las reacciones emocionales futuras, pensamientos distorsionados y consecuencias médicas.
Los estudios sobre las consecuencias de los acontecimientos estresantes cobraron importancia tras sucesos tan destacables como los atentados terroristas en grandes ciudades o un desastre natural.
En Madrid por ejemplo después de los atentados del 11-M, los casos de TEP relacionado fueron de un 2,3% en la población general de la ciudad, con un 4,3% en las zonas cercanas a las zonas donde tuvieron lugar los acontecimientos.

El estrés, y las enfermedades relacionadas a este trastorno como puede ser la fatiga o el dolor crónico, las dificultades para conciliar el sueño o los pensamientos intrusivos, incapacitan de manera alarmante la vida de las personas que lo padecen.

El TEP surge después de que un individuo sufra o sea testigo de una agresión, o situación amenazante y la respuesta emocional que surge está marcada por el terror o la indefensión; se produce la evitación cognitivo- conductual a situaciones relacionadas con el trauma, apareciendo la hiperactiva ión cada vez que se recuerda o aparece cierta experimentación del acontecimiento considerado como traumático.
Este tipo de trastorno generalmente se da acompañado de otro trastorno, siendo principalmente éstos los relacionados con el consumo de sustancias, la apatía, trastornos depresivos y de somatización.
Se sabe que es más común su aparición en mujeres que en hombres, sin edad determinada y que no en todas las personas aparece en el mismo intervalo de tiempo, es decir, aunque hay un plazo medio de tres meses entre el trauma y la aparición del trastorno, es cierto que en algunos casos puede tardar años antes de manifestarse los síntomas.

En el caso de aparecer los traumas en edades tempranas (infancia) las dificultades pueden ser mayores, pues no se desarrollan de forma adecuadas las capacidades de modelar y tolerar ciertos afectos debido a los recuerdos traumáticos, así como las habilidades personales de control emocional e impulsivo.

El proceso del desarrollo del TEP puede aparecer a cualquier edad y se origina con respuestas de aturdimiento, síntomas dispositivos, miedo, des realización o despersonalización cuando se produce el suceso, y más adelante aparece la reexperimentación traumática, conductas de escape y evitación, reducción de la actividad diaria y de carácter social.

Estos síntomas suelen necesitar de tratamiento cognitivo-conductual, obteniéndose muy buenos resultados de recuperación.

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